jueves, 9 de enero de 2014

Parte ii

La desgracia de no tener dinero

La aspaciencia de Carlos había terminado, sus constantes peleas con Niki y con sus madre y hermana además de su hastió general por su carrera y sus amigos habia llegado a su limite. El no quería seguir así estaba harto y no sabia que iba a hacer pero realmente no quería seguir así, hubiera preferido que lo ahorcaran a seguir con su vida con su anestesia de la vida.

El quería nuevas emociones viajar, conocer otras mujeres y descubrir nuevas emociones. Quería salir pero como chico de clase media baja no se podía permitir el lujo de no estudiar su carrera ni un segundo y mucho menos se podía permitir el viajar a algún lugar. Su situación económica no le permitía viajar ni a la esquina, por feo que esto suene.

Y es que no es que la familia de Carlos fuera muy pobre, desde que su papá había fallecido en un trágico   accidente, que aun tenia consecuencias psicologicas para Carlos, su situación económica había mejorado bastante vivian un poco más aliviados del salario de secretaría de su madre que trabajaba casi 12 horas en una oficina, ella odiaba su trabajo. Tal vez porque realmente ella odiaba como tal toda cosa que tuviera que ver con trabaja y a su vez su mamá Diana estaba pasando por una fuerte depresión, sin embargo no hay mejor cura para una enfermedad que la necesidad de mantener a la familia y así lo hacia.

Todos los días salía a trabajar a las 8 de la mañana y regresaba a casa a las 8 de la noche. Durante todo ese tiempo se aburría horriblemente porque su trabajo era muy monotono ya que consistia únicamente en sellar documentos que serian posteriormente desclasificados en una oficina de un tribunal de justicia, no habia mucho que hacer en el trabajo mas que levantar el sello y bajarlo. Sin embargo alguien tenia que hacerlo y ese alguien era Diana.

Diana no era una mujer tonta, a pesar de su edad era bella y muy inteligente sin embargo el destino le jugo una broma con el nacimiento de Carlos. Ella estudiaba antropología y estaba a un año de graduarse su campo de especialización era la cultura inca. A tal grado que su último año lo iba a pasar en el Peru estudiando para después tener un trabajo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Peru donde le aguardaba un maravilloso futuro estudiando a la cultura que más amaba: los incas. Su difunto esposo, Julio, era estudiante de derecho con las mejores notas que se habían visto jamas en la Facultad de Derecho. Todo el mundo pensaba que el seria un magnifico abogado penalista que en poco tiempo se convertiría en juez y posteriormente en magistrado. Tenia una habilidad impresionante para demostrar sus argumentos, un carisma y una personalidad atrayentes, además, de la capacidad de convencer a cualquiera de lo que fuese.

Ellos se habián conocido en una fiesta de un amigo en común de la Facultad de Filosofia. No podemos decir que fue amor a primera vista pero si que desde que se conocieron se agradaron, pasaron toda esa noche hablando de la historia de Francia, sobre filósofos griegos y de lo más interesante de los temas políticos del momento. Desde ese momento, ella supo que el sería el hombre al que amaría toda su vida, era alto, guapo, fornido, moreno y con una personalidad magnética y un pensamiento poco común. Él nunca habia conocido a una mujer como ella, por lo general no había mujer que pudiera entretenerlo toda la noche lo suficiente como para no desear mas que seguir hablando con ella, además quedo prendido a los ojos almendrados que habría de heredarle a su hija.

Después de esa fiesta, ellos se hicieron novios. Sin embargo sabían que sus caminos iban en direcciones opuestas, ella iría a Peru a trabajar la universidad y el se quedaría y sería un magistrado federal. Pero cuando dos personas se aman con tanta fuerza como el y ella lo hicieron, inclusive el destino se pone de su lado para que permanezcan juntos.

La locura que ambos tenían era compatible, los mismos gustos, las mismas pasiones. Podría decirse que eran el ejemplo perfecto de que el concepto mi otra mitad es verdadero. Los libros, la historia, la sociología, el derecho y la arquitectura rodeaban y llenaban sus vidas. Su amor era tan limpio y tan puro que inclusive el sexo pasaba a segundo termino. En muchas ocasiones preferian en lugar de hacer el amor simplemente mirarse a los ojos y recitar un poema de Neruda el uno al otro, preferían conversar sobre la situación política del país o preferían tener una discusión sobre las interpretaciones de la filosofía de Sartre. 

Pero los días de felicidad se estaban terminando con el pronto viaje de ella a Peru, después de eso ellos sabían que su burbuja se rompería y que habrían de separarse para siempre. El no la quería detener, sentía su alma hecha trizas ante el hecho de que ella partiera para siempre y de que no podría volver a estar con ella, sin embargo para el su desarrollo personal y su triunfo profesional de ella eran mas importantes y sabía que si ella se quedaba con el no lo lograría. Su amor podía cubrir muchas cosas pero nunca podría llenar el sentimiento de mediocridad que la perseguiría de no viajar. Hizo el sacrificio más grande que pueden pedirle a un enamorado y estaba convencido de ello porque la amaba sin limites, que mejor prueba de amor que dejarla ir lejos a que se desarrolle personalmente a pesar de que con ello se lo rompía el alma.

Ella por su parte estaba consciente del sacrificio que es estaba haciendo, estaba consciente de a que grado llegaba su amor por ella y no porque el se lo hubiera tenido que decir en algun momento si no porque veía que sus profundos ojos marron, que heredara a su hijo, una tristeza tan grande. Aunque ella hubiera rechazado cualquier beca si el se lo hubiera pedido y aunque su corazón le pedía a gritos que el se lo pidiera porque su corazón solo sería feliz si estaba a lado de el, ella sabía que el no lo iba a hacer precisamente por el gran amor que le tenía. Pero el destino tenía algo preparado que ninguno de ellos hubiese esperado nunca.

Un mes antes de que ella partiera, ellos hablaron seriamente sobre que pasaría con su relación de pareja. Ella le pidió, le rogó de rodillas que le impidiera irse. Que le pidiera que se quedara con el, pero el a pesar de que se sentía morir, a pesar de que cada vez que decía que no su corazón se detenía. No lo hizo.

Esa noche decidieron hacer el amor por última vez en sus vidas, se dejaron dominar por la pasión. Dejaron que el dolor de sus almas tuviera salida en esa última noche, en esa última vez que tuvieron intimidad de pareja. Sabían que sería la última vez que disfrutarían de sus besos, de su calor, de sus cuerpos. Creyeron que sería la última vez que sus ojos almendrados y sus ojos marrón se encontrarían, la última vez que sus voces pronunciarían esas 5 sílabas, 3 vocales, 2 consonantes, 2 almas y 2 corazones. La última vez que escucharían un Te Amo de ese ser que era su media naranja.

Siguiendo con lo convenido aquella noche, no se volverían a encontrar. El no la iría a despedir al aeropuerto, ni ella deseaba que el fuera. No habría llamadas, no habría cartas, no habría más contacto con el fin de ayudar al olvido. Pero como dijimos el destino había preparado otra cosa. Y al mismo tiempo que ellos se amaban, la casa de el se incendiaba e increíblemente la de ella también. Como el mismo fuego que ardía en sus jóvenes corazones ardieron sus casas, los lugares donde habían crecido. El fuego no perdono nada, ni a nadie. En el incendio, cuyas causas no han sido bien definidas a la fecha, murieron los padres de ambos. El hermano mayor de el y su hermana menor de ella. Fue devastador.

La familia de el vivía fuera de la ciudad, a pesar de que sus padres llevaban casi 40 años viviendo en la ciudad. La familia de su madre vivía en Durango, mientras que la familia de su padre era de Sinaloa. Ella tenía unos pocos parientes en la ciudad por parte de su madre, una tía solterona que fue la que le dio asilo inicialmente a los 2 enamorados al conocer su tragedia. Y por parte de su padre de ella era el fin de una estirpe.

El destino no bromeaba cuando dijo que los quería juntos y al mes de que pasara esta tragedia ella iba irse a Peru, ya que como le dijo su tía solterona: " la función debe continuar". El iría con la familia de su madre a Durango y estaría ahí un tiempo pensando en si volvería a la ciudad para terminar su licenciatura y proseguir su vida o se quedaría en Durango. Todo pintaba a que estaría "bien"

Unos días antes de subirse al avión ella comenzó a tener nauseas, mareos y su regla no aparecia. Pensó que el gran estrés y el dolor por las cosas terribles que había pasado en menos de un mes eran las causantes pero el destino le dio al fin una buena noticia, iba a ser madre. Estaba embarazada y el padre era Julio. No había otra posibilidad.

Al enterarse sintió una confusión de emociones por un lado el destino le había quitado lo que más amaba y por otro lado le había regresado al hombre al que mas amaba, penso en ese momento y toda su vida habría de pensarlo: Nada es gratis en la vida. Mi amor por Julio es tan grande que inclusive el destino jugo a nuestro favor. Ella no sabía que no era el único precio que tenía que pagar por estar con Julio.

Julio estaba llegando a Durango a casa del hermano de su madre cuando recibió la llamada de Diana. Le parecía una locura sin embargo después de la tragedia se habían mantenido en contacto. Diana le comunicó la noticia y el no sabia que decir. Pensaba lo mismo que Diana. Estaba contento y a la vez enojado por el gran precio que había pagado. Sin embargo el no había olvidado el futuro y le pregunto a Diana y solo aquella vez y por telefono lo hizo, ya que en persona nunca se atrevió porque sus ojos almendrados borraban cualquier miedo del alma de Julio.

-¿Diana, quieres tenerlo?-lo dijo con la voz mas firme que pudo. Aunque el sabia la respuesta ya que era la que el quería.

-Si- se escucho seco pero seguro. Ha sido la vez que más seguridad se ha escuchado en la voz de Diana en su entera vida. Decía Julio que ese si resonó tan fuerte en su cabeza que en el parto aun seguía resonando en su cabeza.

Julio le comento a su tio la situación. El era un hombre muy religioso y conservador, además de marro y le tenía poca estima a su sobrino. Por lo que le dijo que el no se haría cargo de esa muchacha y que si el regresaba con ella a la ciudad se podía olvidar para siempre de que el existía. El último clavo del ataúd  de Julio estaba puesto pero con el si de Diana aun rebotando en su cráneo tomo sus cosas y jamas volvió a la casa de su tio. Ni siquiera el día se funeral.

Julio regreso a la ciudad y se caso con Diana y tuvieron a su hijo Carlos. Sin embargo tuvieron que dejar sus prometedoras carreras para dedicarse a mantener y criar a su hijo por lo que el consiguió el primer empleo que pudo ya que ninguno de sus amigos o admiradores de la facultad le quisieron dar empleo como pasante y desafortunadamente su empleo fue de panadero.

A pesar de su tragedia personal cuando Diana veía a su hijo Carlos, veía lo mejor de su amado Julio y de ella. Por su hijo Carlos y su hija Karla podía aguantar la misería. Sin embargo Carlos no podía y necesitaba dinero para comenzar a tener las sensaciones que el deseaba en ese momento en su vida y sabia que iba a tener que argüir un plan para poder realizar sus planes. Ya que como el habia leído en un libro de historia de su papá que Napoleón decia: "Para hacer una guerra necesitas 3 cosas: Dinero, dinero y más dinero" 

Para su guerra personal contra los números iba a necesitar dinero. Y de una manera honesta no era como lo iba a conseguir....

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